De Uruk a Sagunto

Movimientos migratorios, economia y empleo


Las remesas de los inmigrantes duplican la ayuda al desarrollo

Burocracia e intereses varios restan eficacia a la ayuda al desarrollo. El dinero de los inmigrantes genera más bienestar.

Enmanuel Teteeh observa cómo su país, Ghana, crece económica y empresarialmente y demanda cada vez más servicios relacionados con internet. Como Enmanuel, que acaba de terminar sus estudios, es aficionado a la informática y un emprendedor nato, crea su propia compañía, que dedica a la elaboración de páginas web para los empresarios y comerciantes de Accra. La demanda se dispara y en apenas un año la empresa de Teteeh cuenta con 22 empleados.

Casi en paralelo a la pujanza del negocio de Teteeh, GTZ, una ONG creada por el Gobierno alemán con el fin de fomentar el desarrollo sostenible, considera que para que las empresas africanas prosperen es necesario conectarlas a internet. Los voluntarios de GTZ regalan páginas web a todas las empresas africanas que lo solicitan. Y la próspera compañía de Teteeh termina quebrando. Sin saberlo, la buena intención de la ONG del Gobierno alemán ha fulminado esta iniciativa africana.

El hecho es relatado en un artículo de opinión en La Vanguardia por Xavier Sala i Martí, economista, profesor y ex consultor del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y del World Economic Forum, y describe perfectamente la ineficiencia de determinadas ayudas de los países desarrollados, bienintencionadas y con un diagnóstico acertado, pero con un efecto nulo e incluso negativo para esas naciones.

Dinero de ida... ¿y vuelta?
En 2007, los 4,4 millones de inmigrantes que residen en España enviaron a sus países de origen más de 8.100 millones de euros (1,3 millones de las antiguas pesetas), según el Banco de España. Esto, a través de los conductos oficiales —bancos, remeseras y empresas de giros y envíos—, que cobran desde 3 euros fijos por cualquier envío a comisiones del 6%. Otras entidades, como Dinero Express —la remesera del BBVA—, realizan los giros gratis con la única condición de tener domiciliada la nómina en el banco.

La otra vía, cada vez más utilizada, son los envíos de dinero fuera de los conductos más o menos oficiales, realizados a través de correspondencia o por medio de compatriotas que viajan al país de origen. Un mínimo de 3.000 millones de euros podrían abandonar España por esta vía, según aseguraba hace unos días la directora general de Planificación y Evaluación de Políticas de Desarrollo, Milagros Hernando. Países como Colombia o Bolivia cobran un impuesto del 0,4% y el 1% de las remesas que entran en el país; una medida con un gran impacto recaudador, pero que frena los envíos controlados a favor de los informales.

Las remesas que reciben Bolivia y Colombia desde España equivalen al 8,5% del Producto Interior Bruto boliviano y al 1,25% del colombiano, según remesas.org, que apunta que ambos Gobiernos pueden recaudar por esta vía algo más de 6,5 millones de euros anuales.

Mientras tanto, las ayudas al desarrollo de España previstas para 2008 apenas superan la cifra de los 5.000 millones, lo que supone mucho menos de la mitad que los envíos de los inmigrantes.

Pero, ¿qué impacto tienen las remesas en la economía de estos países, frente a la ayudas gubernamentales? El ejemplo de Teteeh evidencia la ineficacia de muchas ayudas al desarrollo procedentes de Gobiernos o de ONG oficiales, debido al desconocimiento de las circunstancias reales de los países.

En ocasiones, actúan como freno a iniciativas individuales o se dirigen a ámbitos demasiado amplios e incluso no demandados. Un porcentaje muy importante del dinero que llega por estas vías se diluye en trámites burocráticos y, además, muchas de las inversiones extranjeras están penalizadas con el pago de intereses y dividendos.

Mientras, las remesas, sin ser un medio totalmente eficaz, generan consumo, inversión y bienestar; beneficios que en principio disfruta el ámbito familiar del inmigrante y que luego trascienden a la comunidad. Las cifras son elocuentes: 5 de cada 100 euros que envían los extranjeros a sus países desde España se dedican a la compra de vivienda; el 60% del total de las remesas va al consumo; el resto, al ahorro y la inversión.

Elena y Rosa: cara y cruz

La peruana Elena C. llegó a España a finales de 2006 y trabaja como comercial en la sede en Madrid de un banco estadounidense. Gana 2.000 euros. En este tiempo, ya ha montado dos empresas en Lima: una dedicada a la confección textil y otra al comercio de plata vía internet.

Mientras, su compatriota Rosa F. gana 700 euros trabajando en un comercio y 300 más como empleada en una empresa de limpieza, que no la tiene dada de alta en la Seguridad Social. Manda 350 euros mensuales para mantener a su familia, en la que no trabaja ningún miembro. Rosa vive con el dinero muy justo en Madrid, mientras su familia lo hace razonablemente bien en Lima, admite. Ellos reciben dinero en euros y pagan en soles —4 soles son igual a 1 euro—.

Elena y Rosa. Dos realidades que esconde el trabajo del inmigrante y el envío de sus remesas y el efecto real en la economía de sus países.

Enrique Morales (La Gaceta, 17/04/2008)

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